domingo, 12 de abril de 2009

No puedes aguantar ni evitar jugar con su piel.

Desnudaste tu mirada al querer tomar a esa belleza, que algún día fue cautiva de tus pensamientos antes de despertar de tus miedos y de tus pesadillas que te volvieron un tanto soberbio.

Fuiste un maldito agrio en tus fiestas donde solo se bebían vino y cautivabas bellezas solo para satisfacer tu inmenso ego. Pero así entre tu gran miedo y tu soberbia nunca pudiste satisfacer tu hambre por aquella señorita.

La cual te dominaba con solo una sonrisa y un gesto de insinuación en su cama, delirabas con cada gesto morboso que podía realizar con su boca. Te utilizaba y te sostenía dentro de sus piernas cual era tu lecho de muerte y que apenas te sujetabas en tus miserables brazos. Tiritabas por cada rose cuando ella tocaba tu cuello.

Pasabas noches enteras queriendo tomar el control pero nunca fuiste fuerte, siempre domino tu sed y tus palabras.

Cuando ella te susurraba al oído mantenías tus manos en pleno descontrol, tu furia por querer dominar a esa bestia que te llenaba de odio, de desesperación y dolor.

Con ella demostraste tu miedo, en cambio con los demás mostrabas tu intensidad de tu gran y absurda personalidad.

Y fue así como caíste en el sueño más benevolente, cuando te enamoraste tus delirios de grandeza cayeron muy debajo de tu dignidad, pidiendo de rodilla mucho más de lo que ella te quería dar.

Ahí quedaste en una habitación llena de hoyos que nunca pudiste saldar, tu memoria, tus manos y aquel pasado quedo reflejado en tu absurda soledad por querer llevar tu ego más allá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario